Hoy os recomiendo que simplemente no le busqueis el truco a nada y solo leed y dejaros llevar como cuando teniaís 7 u 8 años.
Acomódense que aqui van mis favoritas.
(versión de mi ídola Angela Sommer Bodenburg)
-Y ¿por qué no lo cogisteis?
- Es lo que te voy a contar:
La villa tenía el aspecto de un castillo pequeño, hasta con su torrecita. Yo estaba entusiasmada. También me gustó el jardín, con árboles altos y corpulentos. Llena de curiosidad, subí al primer piso y toqué el timbre.
Pasó un rato. Luego oí pasos.
Me abrió una niña. Tenía el pelo negro y rizado, largo hasta la cintura.
Llevaba un vestido blanco de encajes hasta los tobillos. La cara muy pálida.
-¿Quiere ver la casa? -preguntó.
-Sí -dije-. ¿Están tus padres?
-Vienen en seguida -contestó-. Pero yo puedo enseñársela. Pase, por favor.
Entré.
La niña, interrogándome con la mirada, dijo:
-¿Tienen niños?
-Sí, un chico.
-¿Cómo se llama?
-Florián.
-Entonces, la niña, por primera vez, sonrió.
-Me llamo Bárbara -dijo-. Venga, le voy a enseñar el cuarto de los niños.
-Pero quisiera ver primero las otras habitaciones -contesté yo.
-No, no -dijo Bárbara con brusquedad-. Tiene que ver primero el cuarto de los niños.
Lo dijo con tanta urgencia que la seguí.
Me condujo a una habitación grande y vacía al final del pasillo. Por la moqueta de colores se advertía que había sido un cuarto para niños.Bárbara corrió a la ventana.
-Aquí estaba mi mesa -dijo- . Siempre veía el castaño cuando me sentaba aquí. Su niño tiene que sentarse también a la ventana, ¿me lo promete?
-No sé -contesté dudando, e intenté sonreír.
-¡Por favor! -exclamó, y me miró con ojos suplicantes.
-Bueno, si tanto lo quieres -dije para dejarla contenta.
-Ahí estaba mi cama -dijo, señalando la pared junto a la ventana-. Cuando me despertaba veía el cielo. Así sabía siempre si hacía buen tiempo o malo.
-Pero ese no es buen sitio para la cama -comenté yo.
Bárbara me miró sorprendida y añadió:
-¿Por qué no?
-En la ventana hay corriente a menudo. Podías haberte acatarrado.
-¿Acatarrarme? -gritó- . ¡Quiere usted decir que mi madre ha cuidado mal de mí?
-No, naturalmente -me apresuré a asegurar.
-Pero ha dicho que era un sitio malo para la cama.
-Era por decir algo.
-No vuelva a decir jamás algo tan horrible de mi madre.
El tono de su voz se volvió agudo de repente.
-No he dicho absolutamente nada de tu madre -respondí. Y entonces oí pasos en el pasillo.
Era ridículo, pero aquella niña pequeña me daba miedo. Una mujer y un hombre vinieron a mi encuentro por el pasillo. Al verlos, me asusté, porque los dos iban vestidos completamente de negro.
Es raro que estuviese la puerta abierta -dijo el hombre.
Iba a explicarles que su hija me había abierto, pero antes de que pudiese hacerlo estábamos ya en una de las habitaciones anteriores. Comenzaron a enseñarme la casa, primero los dos cuartos de estar, luego el dormitorio y el baño. Nos detuvimos en la cocina, que tenía unos azulejos antiguos preciosos. El hombre se volvió hacia mí, con una cara tan pálida como la de Bárbara y me preguntó:
¿Le gusta la casa?
-Sí-contesté yo entusiasmada-.
-Hay otra habitación -dijo el hombre- al final del pasillo. Pero ya no entramos en ella.
-Era el cuarto de los niños -agregó en voz baja la mujer.
-Lo sé -dije yo, sorprendida por el misterio con que hablaban de aquella habitación vacía.
-¿Usted? -titubeó la mujer-. ¿Ha visto usted la habitación?
-Sí, me la ha enseñado su hija.
La mujer clavó en mí sus ojos:
-¿Nuestra hija?
-Sí -afirmé-; quería que el cuarto se dispusiese del mismo modo que cuando estaba ella.
-¿Cómo era esa niña? -gritó el hombre con voz ronca.
Me extrañó la pregunta.
-Tenía una melena negra larga y llevaba un vestido blanco con encajes.
-¡Bárbara! -exclamó la mujer con tanto dolor que me sobrecogí de miedo.
Les seguí lentamente.
Se quedaron parados en la puerta de la habitación de los niños.
-No está aquí -dijo el hombre con palabras ahogadas.
-Pero yo la he visto -insistí -. Estaba ahí, en la ventana, y habló de su castaño.
La mujer sacudió la cabeza con gesto triste.
-Tiene que haberse equivocado.
-No, con toda seguridad.
-Es imposible.
-Pero, ¿por qué?
-Bárbara está muerta -dijo el hombre.
-¿Muerta? -repetí incrédula.
-Murió hace cuatro semanas -explicó el hombre- , aquí, en esta habitación, de una pulmonía.
-¡No! -grité.
Los dos me miraron y dijeron que sí con la cabeza.
Entonces di media vuelta y me marché de allí a toda prisa.»
Bueno y si todavía estais ahí y os quedasteis con ganas de más o simplemente os aburris como ostras y no teneís otra cosa más interesante que hacer os dejo otra de mis leyendas favoritas, su simplicidad sobrecoge, ahí va:
Cuidado debajo de la cama
Cuenta la leyenda que una niña de unos 9 o 10 años se quedó sola con su perro en casa durante una noche en la que sus padres salieron. La niña y el perro tenían una especie de código el cual consistía en lamer la mano de la niña por la noche, así ella se quedaba tranquila y no tenía miedo.
El perro dormía debajo de la cama, en mitad de la noche la niña se despertó con miedo y como siempre hacía sacó su mano poniéndola debajo de la cama para que el perro la lamiera y así fue, entonces la niña se quedó tranquila. Un poco más tarde la niña volvió a despertarse e hizo lo mismo, el perro la lamió pero empezó a oír unos ruidos extraños, como un goteo.
Se levantó, los goteos parecían venir del cuarto de baño, cuando llegó vió a su perro ahorcado y un escrito en el espejo;
NO SOLO LOS PERROS LAMEN.
Y ahora, un bonito video para terminar este día. El niño de la cuna.
Feliz noche de brujas a todos y felices pesadillas.
5 comentarios:
bueno, soy la primera, te digo que a mi (boluda de 21 años) estas leyendas me siguen dando miedo..las leo y miro para atras con desconfianza..por suerte me dedicoa creer y a asustarme.
no vi el video por miedo a que sea, la misma peli q compre y todavia no vi.para no quitarme el misterio..la que me compre se llama la habitacion del niño y es de alex de la iglesia..es la misma??
un beso y como corresponde..dulces pesadillas...
Estan bastante buenas las historias, pero al final como que me dejan ganas de mas
Dany: Puedes verlo con toda tranquilidad porque no es esa. Es un corto de un programa español de sucesos paranórmales y cosas de la índole que en cada programa cuenta una leyenda en forma de corto.
Es muy bueno, te lo recomiendo.
Felipe: Por ahí otro día dejo más historias, no puse más para no hacer un post kilométrico.
Leyendas urbanas preferidas: la chica de la curva y la de los golpes en el capó (soy un clásico). La del punki cabeza rapada que cuando te lo encuentras la fiesta dura una semana y "has ido a ver a los niños". La de los lametones me gustó por su sencillez.
Feliz día de los muertos a todos.
FELIZ NOCHE DE BRUJAS!!!!!
Aguante Elsa Bornemman.
Besos!
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