Hasta siempre

Anoche mi madre me dijo muy triste que Miguel Delibes estaba a punto de morir. Esta mañana ya se había ido. Nos deja uno de los mejores escritores que ha existido nunca, ese que sabía mejor que nadie retratar a los castellanos y a la verdadera España profunda.

Vallisoletano, como yo, hoy cualquier persona de Valladolid con un mínimo de cultura está de luto, la ciudad va perdiendo poco a poco a sus personajes de más valor, Jorge Guillén hace ya bastante, Francisco Pino en el 2002 y ahora Delibes.

Como pasa con todos los grandes autores y artistas él quedará inmortal en la memoría de todos sus lectores, de la cultura y de su país. Autor de libros como "El camino", "Las Ratas", "Los santos inocentes" o "El hereje". Se va sin un Nobel, una injusticia.

Sus dos mejores y más famosas adaptaciones al cine fueron Las Ratas y Los Santos inocentes y gracias a ellas yo me introduje más en el mundo de Delibes. Dos muestras de la gran calidad que puede llegar a tener el cine español.

Estoy triste, nada más quiero dejar algunas frases de su obra Las Ratas mi libro preferido;

- ¿Y la escuela? ¿Por qué no vas a la escuela, Niní?

- ¿Para qué?

- Mira que preguntas. Para aprender.

- ¿Se aprende en la escuela?

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. Rosalino le preguntó: ¿No sabes, acaso, dónde anda el carburador? Finalmente el niño se encogió de hombros y dijo: De eso no sé, señor Rosalino; eso es inventado.

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- Pero antes debes saber que con un poco de esfuerzo el Niní podría aprender muchas cosas, tantas cosas como pueda saber un ingeniero ¿te das cuenta?

El Ratero se rascó ásperamente la boina:

- ¿Esos saben? - preguntó.

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- Aguarda, Jefe. Ese hombre no pordiosea. Tiene un oficio.

- ¿Qué hace?

- Caza ratas.

- ¿Eso es un oficio? ¿Para qué quiere las ratas?

- Las vende.

- ¿Y quién compra ratas en tu pueblo?

- La gente. Se las comen.

- Son buenas, Jefe, por éstas. Fritas con una punta de vinagre son más finas que codornices.

Fito Solórzano estalló de pronto:

- ¡Eso no lo puedo tolerar! ¡Es un delito contra la salubridad pública!

El Justito trataba de aplacarle;

- En la cuenca todos las comen, Jefe. Y si te pones a ver ¿no comemos conejos?... Una rata es lo mismo, es cuestión de costumbre.

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La cara del viejo bajo el trapo era un amasijo sanguinolento socavado en la misma carne y en la parte superior de la nariz, junto a la sien, amarilleaba el hueso....

- ¿No viste nunca la calavera de un hombre vivo?

- No - convino el niño.

El Centenario volvió a sonreir quedamente y dijo:

- A todos cuando muertos nos comen los bichos. Pero es igual, hijo. Yo soy ya tan viejo que los bichos no han tenido paciencia para aguardar.

Y termino con dos frases suyas y una escena genial:

"Para escribir un buen libro no considero imprescindible conocer París ni haber leído el Quijote. Cervantes cuando lo escribió, aún no lo había leído."

"Si el cielo de Castilla es alto es porque lo habrán levantado los campesinos de tanto mirarlo."